En estas últimas dos semanas me he llenado de
angustia, algo me está pasando y ni siquiera lo entiendo. Siento mucho dolor,
incluso en lugares donde nunca lo sentí. Algo me está quebrando, va saliendo y
se sobrepone. Si es emocional o es corporal poco importa, esto me rompe por
dentro y por fuera.
Pero, hay que mantener la compostura para la
academia.
Pero, no importa porque debo entregar trabajos.
Pero, no importa porque debo no incomodar con mi
sensibilidad.
Pero, debo seguir viviendo… aunque mi eje se
pierde.
Pensaba leyendo a Haraway que de verdad debemos apostarle a una nueva objetividad y que debemos comprender que aún en los momentos de mayor llanto algo debe rescatarse ¿no? Debe haber alguna explicación. Desde esta postura podría escudarme y comprender que debido a mis múltiples particularidades y condiciones soy quien soy… O sino la única reflexión que me queda es que soy una inútil, que es a la conclusión a la que llego cada vez que me siento derrotada.
Pensaba en la autora porque en las instituciones siempre me he sentido menos, así en muchas ocasiones nadie me lo diga. Ya estoy adoctrinada. La vida, las instituciones y todo ha funcionado: inyectaron en mi lóbulo frontal la idea de que nunca voy a ser suficiente ni para nada, ni para nadie.
¿Horrible? Sí, lo es. Imposible no llorar asumiendo esto.
Por ello Haraway termina siendo algo de luz en todo esto, ella me concede una oportunidad de creer que no tengo que saberlo todo, ni ser como los hombres, ni conocer metódicamente como la ciencia ni nada de eso para proponer algo, para crear conocimiento y que este sea válido.
Sin embargo, es difícil ir hacia la luz cuando toda la vida se ha estado en la oscuridad, primero por el lugar en el que nací, después por el género, luego la orientación, luego…
Es difícil, pero Haraway deja la inquietud para empezar a deconstruir cositas…
Para comenzar quiero agradecer a Tania Montenegro ―
la ponente― por su trabajo, yo sinceramente tuve algo de dificultad en el
manejo de conceptos con Haraway (no sé si soy dispersa, ansiosa o tengo
dificultades de comprensión), pero al leer esta ponencia tuve mayor claridad;
de repente parecía que entendí todo lo que había leído con anterioridad. Por
otro lado, creo que el video le hace muy buen complemento al texto escrito,
pues aunque tratan de lo mismo el video parece responder a las dudas que
surgieron a propósito de la ponencia.
Ahora bien, me remito al cuarto apartado de tu
ponencia Conclusión: Epistemologías del reconocimiento, aquí podemos ver que Haraway le apuesta a una
nueva objetividad y a cómo el hecho de resignificar esta implicaría una transformación
en la ciencia y en la forma en que se da el conocimiento, en tus palabras «podría
cambiar sustancialmente los modos y estrategias de investigación, no solamente
a nivel científico y tecnológico, sino también social», posteriormente nos
traes una referencia de Warren que me gustaría que profundizaras para hallar
mayor relación con lo que se estaba planteando anteriormente.
Teniendo
en cuenta lo anterior, quedo algo inquieta sobre la relación de Warren con el
tema de la objetividad y la visión de la que venías hablando a lo largo de la
ponencia. En el minuto 7:54 de tu video afirmas que la autora también maneja un
conocimiento situado y aquí encuentro un punto en común, pero ¿por qué tomar
específicamenteEl poder y la promesa del feminismo ecológico? ¿Acaso solo en este texto de la autora se
piensa en un conocimiento situado?
Te
confiero que no he leído a Karen Warren, puede ser esa la razón de mi
inquietud, por ello me gustaría que profundizaras en la relación o en la
relevancia de traerla a dialogar en tu ponencia.
PDT: Me disculpo por no subir la co-ponencia en un
formato de video, tuve dificultades a la hora de exportar y resulta que no
guardé como debía, luego desistí.
En el siguiente video intento entrar en diálogo con las preguntas y comentarios propuestos por mis compañerxs del seminario y por la profesora. En el video encontrarán que hice una reducción de las preguntas ya que varias eran similares pero tuve en cuenta todas las co-ponencias del curso. Muchas gracias a todxs por permitirme crecer en mi proceso.
Conocimientos situados: la cuestión
científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial
En el siguiente texto pretendo sintetizar las ideas
principales que se encuentran en Donna Haraway (1995) en el capítulo Conocimientos situados: la cuestión
científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial de la
página 313-323del libro Ciencia, cyborgs y mujeres. Para ello, dividiré
este trabajo en tres partes: en primer lugar hablaré de la autora, en un
segundo momento reconstruiré el capítulo teniendo en cuenta algunos conceptos
claves ― construccionismo social, objetividad y ciencia―, finalmente se
encontrará una conclusión y de forma simultánea habrán algunas preguntas que
dinamizarán un poco el diálogo.
1.Donna Haraway
A modo de
introducción quiero abordar, de forma breve, a la autora, pues de este modo
podremos comprender el porqué de sus planteamientos así como la formación que
la misma tiene. Dado lo anterior, Donna Haraway nació en Denver, Colorado en el
año 1944, es bióloga aunque se mueve en múltiples áreas, de modo que también se
desempeña como profesora, filósofa y zoóloga.
Es
interesante, específicamente en este texto, tener en cuenta su formación en la
ciencia, pues su crítica tiene fundamento, ella no habla de ciencia porque sío desde lo que imagina que es esta, ella hace
una crítica a lo que realmente conoce, estudia y ha dedicado su vida.
Por otra
parte, hay que tener en cuenta que sus estudios han sido y son transversales en
diferentes áreas del conocimiento. En este sentido, Haraway tiene intereses
particulares pero estos no son distintos en cada área, dicho de otro modo, la
autora trabaja el tema del medio ambiente, la ciencia ficción, feminismo,
política etc. Y todo tiene que ver, todo lo ve desde la filosofía, la biología,
la zoología y antropología.
Finalmente,
en este apartado considero relevante comprender las dificultades que Haraway ha
tenido en el terreno de la ciencia, pues se ha visto muy criticada por sus
colegas debido a su concepción de realidad, verdad y objetividad; términos que
de algún modo configuran a la ciencia. En este orden de ideas, en algunas
entrevistas Haraway manifiesta que científicos interpretan sus planteamientos
como constructivismo social, cosa que se recrimina en el campo de la ciencia ya
que se puede llegar a la relatividad de los conceptos… estos se vuelven una
configuración social y no un saber real.
2.Conocimientos situados.
Quiero iniciar este apartado con la idea central que extraigo de
este capítulo, esta es, que los (as) científicos también son comunidades
culturales que tienen interpretaciones del mundo, estas delimitan y configuran
cómo debe ser el conocimiento que se produce.
Ahora
bien, teniendo en cuenta esa premisa, podemos inferir que la ciencia a lo largo
de la historia ha sido comprendida como la que posee y conoce la verdad de las cosas, así pues, cualquier
saber que se salga de sus reglas o que no sea objetiva no es un conocimiento
válido. Esto anterior resulta muy problemático en el sentido en que «se
nos prohíbe no tener un cuerpo o poseer un punto de vista o un prejuicio en
cualquier discusión» (Haraway, p. 314), la ciencia entonces se convierte en una
forma de poder: pues por medio de la retórica de la misma nos convencemos de la
realidad que esta difunde y además creemos que lo que diga la ciencia es una
verdad absoluta, no podemos pensar, creer, discutir, refutar o proponer algo
distinto simplemente porque no somos científicas(os) y nuestro saber no es
válido, no es objetivo.
No obstante, la autora pone de manifiesto que esta
no es una dificultad que exista solamente en la ciencia, sino que también se
puede evidenciar en el campo de la filosofía (y probablemente en muchos otros
campos del saber), de modo que «lo que tiene la etiqueta de conocimiento es
controlado por los filósofos que codifican la ley del canon cognitivo» (Haraway,
p. 314), es decir que lo que encontramos muchas veces en la filosofía es que
esta se muestra como el verdadero conocimiento, son los filósofos entonces los
que esbozan qué es saber y qué no lo es, qué es válido y que no. De modo que
los filósofos también ejercen poder desde su campo de estudio, ya que pretenden
universalizar conceptos y de este modo distanciarse de lo subjetivo o de lo que
la autora denomina como «convicciones internas».
Teniendo en cuenta lo anterior, quiero resaltar
una metáfora que hace la autora con respecto al conocimiento y la forma en que
llegamos a él y es que este es «una especie de académico campo de batalla
automatizado, en el que los destellos de luz piden a los contendientes que se
desintegren entre ellos (¡vaya metáfora!) para poder permanecer en el juego del
conocimiento y del poder» (Haraway, p. 319). Siento entonces que el
conocimiento es realmente lo que la autora dice: un campo de batalla, eso lo
podemos ver de forma más explícita con la contingencia que estamos viviendo a
nivel mundial en donde encontrar una vacuna contra la COVID-19 se trata de una
carrera, una competencia entre potencias por quién sabe más, quién tiene las
mejores herramientas y quién gana mayor poder al encontrarla.
Ahora bien, algo que permea el texto
constantemente y que ya he mencionado, es el tema de la objetividad y
específicamente cómo el conocimiento es más relevante conforme a la
objetividad. Se entiende el saber objetivo como algo que se basa en hechos
reales, en la lógica o en algo que se puede probar y no en algo que se base en
creencias propias, en las emociones, sentimientos, en contextos específicos etc. Pues estos últimos
permean todo de subjetividad y pierden su validez.
Sin embargo, Haraway nos plantea que el
conocimiento es situado y en ese sentido hay que tener en cuenta la clase, la
raza, el género y las posibilidades económicas, ya que todo esto influye en el
conocimiento, no se puede pretender que todo concepto se aplique en todo lugar
de la misma manera. De este modo, la autora manifiesta que los científicos
también son una comunidad cultural y al final también crean a partir de unas
condiciones específicas que estos poseen.
Finalmente, la posición de Haraway con respecto a la
objetividad es que «las feministas no necesitan una doctrina de la objetividad
que prometa trascendencia, una histeria que pierda la vista de sus mediaciones
en donde alguien pueda ser considerado responsable de algo, ni un poder
instrumental ilimitado» (Haraway. P, 322), en ese sentido, ella pone de
manifiesto que no pretende teorizar el mundo a partir de conceptos inmóviles
que actúen para todo contexto de la misma manera.
3.Conclusiones e inquietudes
Donna Haraway nos trae un problema interesante,
este es, el poder que tiene la ciencia y la filosofía en el conocimiento,
además hay una invitación a pensarnos el concepto de objetividad en el saber y
porqué esta tiene mayor validez que aquellos saberes que se dan desde
convicciones propias, situaciones particulares y contextos específicos.
Es fundamental esta reflexión que plantea Haraway
porque inconscientemente le damos poder a distintos conocimientos y nos
desconocemos a nosotras(os) mismas(os) y lo que tenemos por decir, siempre con
el argumento de que no es un saber objetivo. Además, habría que situar esta
discusión a cómo a las mujeres nos han sometido al conocimiento de los hombres;
crecemos pensando que ellos tienen la razón, queremos parecernos a ellos, nos
hacen creer que es así y al final no se tienen en cuenta nuestras
circunstancias particulares.
Dado lo expuesto en este trabajo, quiero dejar
algunas preguntas abiertas con el fin de que me ayuden a tener claridad con
respecto a algunas inquietudes que surgieron gracias a este texto, así las
cosas: ¿por qué Haraway no es construccionista social? ¿De qué manera podemos
reconocer conocimientos situados
cuando se nos exige conocer la forma en que algún filósofo se pensó una
problemática? Y en este mismo sentido ¿hay que fundamentarse primero teóricamente
sobre lo que dicen algunos filósofos ilustres y luego sí pensar de forma
situada… o al contrario?
Para finalizar, me gustaría que a forma de
comentarios dejaran preguntas que surgieron a propósito del texto, puede que
entre nosotras(os) podamos aclarar cosas o que por lo menos nos inquietemos,
pues la filosofía no se trata de tener respuestas siempre, sino también de
preguntarse cosas.
Haraway, D. (1995). Manifiesto para ciborgs: ciencia, tecnología y feminismo socialista a finales
del siglo XX", en Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la
naturaleza, Madrid: Cátedra.