lunes, 4 de mayo de 2020

Ponencia


Conocimientos situados: la cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial

En el siguiente texto pretendo sintetizar las ideas principales que se encuentran en Donna Haraway (1995) en el capítulo Conocimientos situados: la cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial de la página 313-323 del libro Ciencia, cyborgs y mujeres. Para ello, dividiré este trabajo en tres partes: en primer lugar hablaré de la autora, en un segundo momento reconstruiré el capítulo teniendo en cuenta algunos conceptos claves ― construccionismo social, objetividad y ciencia―, finalmente se encontrará una conclusión y de forma simultánea habrán algunas preguntas que dinamizarán un poco el diálogo.

1.      Donna Haraway

A modo de introducción quiero abordar, de forma breve, a la autora, pues de este modo podremos comprender el porqué de sus planteamientos así como la formación que la misma tiene. Dado lo anterior, Donna Haraway nació en Denver, Colorado en el año 1944, es bióloga aunque se mueve en múltiples áreas, de modo que también se desempeña como profesora, filósofa y zoóloga.
Es interesante, específicamente en este texto, tener en cuenta su formación en la ciencia, pues su crítica tiene fundamento, ella no habla de ciencia porque sí  o desde lo que imagina que es esta, ella hace una crítica a lo que realmente conoce, estudia y ha dedicado su vida.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que sus estudios han sido y son transversales en diferentes áreas del conocimiento. En este sentido, Haraway tiene intereses particulares pero estos no son distintos en cada área, dicho de otro modo, la autora trabaja el tema del medio ambiente, la ciencia ficción, feminismo, política etc. Y todo tiene que ver, todo lo ve desde la filosofía, la biología, la zoología y antropología.
Finalmente, en este apartado considero relevante comprender las dificultades que Haraway ha tenido en el terreno de la ciencia, pues se ha visto muy criticada por sus colegas debido a su concepción de realidad, verdad y objetividad; términos que de algún modo configuran a la ciencia. En este orden de ideas, en algunas entrevistas Haraway manifiesta que científicos interpretan sus planteamientos como constructivismo social, cosa que se recrimina en el campo de la ciencia ya que se puede llegar a la relatividad de los conceptos… estos se vuelven una configuración social y no un saber real.

2.      Conocimientos situados.

Quiero iniciar este apartado con la idea central que extraigo de este capítulo, esta es, que los (as) científicos también son comunidades culturales que tienen interpretaciones del mundo, estas delimitan y configuran cómo debe ser el conocimiento que se produce.
Ahora bien, teniendo en cuenta esa premisa, podemos inferir que la ciencia a lo largo de la historia ha sido comprendida como la que posee y conoce la verdad de las cosas, así pues, cualquier saber que se salga de sus reglas o que no sea objetiva no es un conocimiento válido. Esto anterior resulta muy problemático en el sentido en que «se nos prohíbe no tener un cuerpo o poseer un punto de vista o un prejuicio en cualquier discusión» (Haraway, p. 314), la ciencia entonces se convierte en una forma de poder: pues por medio de la retórica de la misma nos convencemos de la realidad que esta difunde y además creemos que lo que diga la ciencia es una verdad absoluta, no podemos pensar, creer, discutir, refutar o proponer algo distinto simplemente porque no somos científicas(os) y nuestro saber no es válido, no es objetivo.
No obstante, la autora pone de manifiesto que esta no es una dificultad que exista solamente en la ciencia, sino que también se puede evidenciar en el campo de la filosofía (y probablemente en muchos otros campos del saber), de modo que «lo que tiene la etiqueta de conocimiento es controlado por los filósofos que codifican la ley del canon cognitivo» (Haraway, p. 314), es decir que lo que encontramos muchas veces en la filosofía es que esta se muestra como el verdadero conocimiento, son los filósofos entonces los que esbozan qué es saber y qué no lo es, qué es válido y que no. De modo que los filósofos también ejercen poder desde su campo de estudio, ya que pretenden universalizar conceptos y de este modo distanciarse de lo subjetivo o de lo que la autora denomina como «convicciones internas».
Teniendo en cuenta lo anterior, quiero resaltar una metáfora que hace la autora con respecto al conocimiento y la forma en que llegamos a él y es que este es «una especie de académico campo de batalla automatizado, en el que los destellos de luz piden a los contendientes que se desintegren entre ellos (¡vaya metáfora!) para poder permanecer en el juego del conocimiento y del poder» (Haraway, p. 319). Siento entonces que el conocimiento es realmente lo que la autora dice: un campo de batalla, eso lo podemos ver de forma más explícita con la contingencia que estamos viviendo a nivel mundial en donde encontrar una vacuna contra la COVID-19 se trata de una carrera, una competencia entre potencias por quién sabe más, quién tiene las mejores herramientas y quién gana mayor poder al encontrarla.
Ahora bien, algo que permea el texto constantemente y que ya he mencionado, es el tema de la objetividad y específicamente cómo el conocimiento es más relevante conforme a la objetividad. Se entiende el saber objetivo como algo que se basa en hechos reales, en la lógica o en algo que se puede probar y no en algo que se base en creencias propias, en las emociones, sentimientos, en contextos específicos etc. Pues estos últimos permean todo de subjetividad y pierden su validez.
Sin embargo, Haraway nos plantea que el conocimiento es situado y en ese sentido hay que tener en cuenta la clase, la raza, el género y las posibilidades económicas, ya que todo esto influye en el conocimiento, no se puede pretender que todo concepto se aplique en todo lugar de la misma manera. De este modo, la autora manifiesta que los científicos también son una comunidad cultural y al final también crean a partir de unas condiciones específicas que estos poseen.
Finalmente, la posición de Haraway con respecto a la objetividad es que «las feministas no necesitan una doctrina de la objetividad que prometa trascendencia, una histeria que pierda la vista de sus mediaciones en donde alguien pueda ser considerado responsable de algo, ni un poder instrumental ilimitado» (Haraway. P, 322), en ese sentido, ella pone de manifiesto que no pretende teorizar el mundo a partir de conceptos inmóviles que actúen para todo contexto de la misma manera.

3.      Conclusiones e inquietudes

Donna Haraway nos trae un problema interesante, este es, el poder que tiene la ciencia y la filosofía en el conocimiento, además hay una invitación a pensarnos el concepto de objetividad en el saber y porqué esta tiene mayor validez que aquellos saberes que se dan desde convicciones propias, situaciones particulares y contextos específicos.
Es fundamental esta reflexión que plantea Haraway porque inconscientemente le damos poder a distintos conocimientos y nos desconocemos a nosotras(os) mismas(os) y lo que tenemos por decir, siempre con el argumento de que no es un saber objetivo. Además, habría que situar esta discusión a cómo a las mujeres nos han sometido al conocimiento de los hombres; crecemos pensando que ellos tienen la razón, queremos parecernos a ellos, nos hacen creer que es así y al final no se tienen en cuenta nuestras circunstancias particulares.
Dado lo expuesto en este trabajo, quiero dejar algunas preguntas abiertas con el fin de que me ayuden a tener claridad con respecto a algunas inquietudes que surgieron gracias a este texto, así las cosas: ¿por qué Haraway no es construccionista social? ¿De qué manera podemos reconocer conocimientos situados cuando se nos exige conocer la forma en que algún filósofo se pensó una problemática? Y en este mismo sentido ¿hay que fundamentarse primero teóricamente sobre lo que dicen algunos filósofos ilustres y luego sí pensar de forma situada… o al contrario?
Para finalizar, me gustaría que a forma de comentarios dejaran preguntas que surgieron a propósito del texto, puede que entre nosotras(os) podamos aclarar cosas o que por lo menos nos inquietemos, pues la filosofía no se trata de tener respuestas siempre, sino también de preguntarse cosas.



Link del video donde presento la ponencia: https://youtu.be/EUF-5R7Lgmw

A continuación dejo un link donde encontrarán unas entrevistas realizadas a la autora, en ellos me base un poco para escribir el primer apartado.


Bibliografía
Haraway, D. (1995). Manifiesto para ciborgs: ciencia, tecnología y feminismo socialista a finales del siglo XX", en Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid: Cátedra.


1 comentario:

  1. ¿que tan cercana o lejana esta la visión de Haraway de la Ciencia ficción?
    ¿es la ciencia ficción un conocimiento situado que caricaturiza la critica?

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