Tomando conciencia
El presente texto tiene como finalidad hacer una sistematización de mi
experiencia escribiendo diarios ―a propósito
del seminario Posthumanismo, compost y
cosmicopolítica y mi sentir en la actual emergencia sanitaria―. Para ello
me mantendré en la posición de lo importante que ha sido para mí esta forma de
escritura, esto anterior fundamentalmente por dos razones: me permitió pensar
en mi sentir como mujer y comprender que para ser docente también es necesario
reconocerme dentro de mi punto de enunciación.
Tantas cosas
pasan por mi mente ahora, que no sé por dónde empezar. Tal vez recordando que
me encuentro nuevamente a punto de terminar el semestre. Es extraña esta
sensación de un vacío en el alma porque me aterran los finales, siempre imaginé
que mi mamá estaría orgullosa al ver que termino algunos ciclos. Seguramente es por su adiós que me he
desentendido inconscientemente de mí. Por ello el día que tomamos distancia fue
el inicio de mi constante balbuceo.
Me
parece importante hablar esto en este momento porque fue gracias a los diarios
que comprendo que no estoy bien ―que no me siento bien ―, noto que lloro casi
siempre y que al contrario de lo que dicen hay una razón. Seguramente todas
hemos sentido algo de pena o angustia al sentirnos bajas de ánimo; socialmente
se supone que somos seres sensible y que “lloramos por todo” por ello me
avergüenzo cada vez que lloro, pues cuando se asume que así somos todas las
mujeres como que las razones se diluyen y muchas veces se cree que no hay
motivos de malestar. Solo un espíritu débil.
Hoy
extrayendo algunos fragmentos como:
Diario
2
En
estas últimas dos semanas me he llenado de angustia, algo me está pasando y ni
siquiera lo entiendo. Siento mucho dolor, incluso en lugares donde nunca lo
sentí. Algo me está quebrando, va saliendo y se sobrepone. Si es emocional o es
corporal poco importa, esto me rompe por dentro y por fuera.
Pero, hay que mantener la compostura
para la academia.
Pero, no importa porque debo entregar trabajos.
Pero,
no importa porque debo no incomodar con mi sensibilidad.
Pero, debo seguir viviendo… aunque mi
eje se pierde.
Diario
3
He
llorado mucho porque me siento una persona que nunca va a encajar y eso no lo
siento como algo positivo, no es como cuando las personas dicen que no encajan
pero tienen unas habilidades y destrezas que una dice « ¿para qué encajar?» soy
más bien del tipo que no encaja porque «no sirve para nada» y lo siento de
forma literal.
Diario
4
¡Tendencia aberrante!
¡Crimen abominable!
¡Amor vergonzante!
¡Busto depravado!
¡Costumbre infamante!
¡Pasión ignominiosa!
¡Pecado nefando!
¡Vicio sodomita!
¡Acción contra natura!
(Fragmento de una canción de Liliana Felipe).
Diario
5
Pero
lo que realmente me arranca el corazón es que una persona después de sufrir
tanto, de aguantar un cuerpo externo y tener que recordarlo... se sienta
culpable.
Diario
6
[…]
Traigo esta historia a este blog porque a veces me siento segura y fuerte en un
seminario como este, pero después de esto me da miedo pensar cuantas personas
están siendo violentadas y formadas con este enfoque.
Encuentro
varias cosas que quiero salvar y que son cosas que reconsideré al escribir de
esta manera: mi malestar tiene fundamento, no estoy mal de la nada. No estoy
deprimida simplemente por algún trastorno mental o por un “típico
comportamiento” de ser mujer (como
comúnmente lo llaman). Estoy mal porque en una sociedad donde se exige una
forma específica de ser mujer una se siente asfixiada, una sufre, una muere de
a poco.
Dado
lo anterior, escribir de forma sincera me hizo centrarme en lo que siento, en
mi particularidad o en lo que plantea Haraway: pensarme no desde lo universal
porque eso es imposible, pero sí desde mi realidad. Comprender las cosas de
este modo da algo de libertad, me hace sentir que no estoy equivocada y que
está bien sentir que no encajo, pues no significa que no encaje en ningún lugar
del mundo.
Por
otro lado, este espacio me da luz para enfrentarme al quehacer docente por dos
razones: la primera porque tengo elementos para abordar un escenario filosófico
de forma creativa y en segundo lugar, porque como docentes es necesario que nos
examinemos a nosotras mismas… para así abordar lo educativo de forma consciente
y saludable. Pues al llegar a un espacio educativo nuestras estudiantes lo
sienten y muchas veces somos su ejemplo o su seguridad.
En
ese sentido, es necesario que estemos fuertes; pero que sintamos esa fuerza de
verdad… viviendo y reconociendo la angustia, no opacándola.
Finalmente
inicié el camino de hallar sentido a mis fracasos, a los suspiros entrecortados
y a mi vagabunda preocupación por las cosas que tienen que ver conmigo. Me he
transformado de alguna manera.
Ciertamente
este espacio y los espacios que me han brindado para tener cercanía con las
estudiantes, son de los que más he aprendido. Pensar que voy a ser maestra me
ha llevado a transformarme, pues debo sanar y ser consciente de mí, ya que la
forma en que accedo al aula tiene que ver con mi historia.
Me
parece relevante que lxs maestrxs sean conscientes de su hacer y recuerden que
todo lo que hacen tiene que ver con una historia de la cual no son ajenxs.
Ahora
he generado nuevos acuerdos conmigo, el sentido de mi vida no girará en torno
al bienestar de otros o con tratar de encajar, sino en mi transformación para
mi bienestar, para desde allí poder guiar y acompañar a otrxs, para aprender y
enseñar desde la reflexión. Probablemente al generar nuevos acuerdos me sentiré
más sensible en los espacios que habito con lxs niñxs, ―pues las siento tan
cercanos a mí, que de forma inevitable me dejo afectar por lo que les sucede―.
Llevar
a cabo un diario pensándome desde lo académico me ha permitido sobre todo
pensarme como docente, claro, en los diarios no lo veo así. Pero analizando cómo
me sentí pienso en “mis niñas”, en las cosas que ellas viven…
Mi mayor preocupación ha sido por los cuerpos
que habitan en la escuela. Pues se ha convertido en algo que me ha
transformado, así como también lo ha hecho mi forma de llegar al aula.
Siento
temor al pensar en la domesticación de los cuerpos. Siento miedo al ver que se
pretende homogenizar nuestras formas. Siento angustia al pensar que el maestro
genera violencia simbólica. Siento melancolía cuando no hay consciencia de
nada. Siento nostalgia cuando no se reflexiona. Siento ira cuando se hiere.
Siento odio cuando se lastima. Me habita furia de huracán cuando se imponen
voces sobre otras… se desconoce que todo ser es una manifestación de lo divino,
y por lo tanto su valor es el mismo.
Diario
(2013) Bernal, A.
Para finalizar, debo mencionar que
la escritura ha sido la que me ha llevado a la reflexión y transformación, pues
ha estado durante toda mi experiencia, como una forma de objetivar mi saber. Me
ha permitido comprender otras formas y me ha ayudado a cualificar mi saber; además de ser una forma de catarsis, en donde
el desfogue fue la mejor forma de llegar a la reflexión.